El vidrio no es sólido a temperatura ambiente. El cristal de nuestras ventanas, el de las botellas, y todos los demás, no se encuentran en estado sólido. Se trata en realidad de un líquido sobreenfriado, con una viscosidad casi infinita. Pero fluyen. Lentamente, muy lentamente, pero lo hacen. Y esto se ha observado por ejemplo en las vidrieras de las catedrales de la Edad Media. Con el tiempo, la parte inferior se hace más gruesa. Porque el vidrio fluye en la dirección de la gravedad.
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