El Titanic ha sido visitado por humanos por primera vez en casi 15 años, revelando su acelerado estado de deterioro natural oculto en las profundidades del Océano Atlántico. A 3810 metros de profundidad cerca de la Isla de Terranova (Canadá) y partido en dos, los microbios van devorando las estructuras de metal. La icónica bañera del camarote del capitán ya ha desaparecido por completo y parte de la cubierta se ha desmoronado. Se estima que en 2030 del naufragio quedará poco más que una mancha de óxido en el fondo del océano.
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