Uno de los problemas más comunes al que se enfrentan los investigadores que desarrollan nuevas vacunas es evitar el uso de un tipo de compuestos que potencian la respuesta inmunológica y que se denominan adyuvantes. Esto es debido a que, aunque en la mayoría de los casos no existen efectos adversos graves, su uso cada vez despierta más recelos. El problema es que si se han venido utilizando dichos compuestos es porque la respuesta inmunológica que producen muchos vacunas no es suficiente para inducir protección y acaban siendo imprescindibles.
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