Revisión pediátrica rutinaria de un bebé de dos años en un centro de Salud de Zaragoza. La enfermera detecta déficits en el vocabulario del niño y cierta irritabilidad. No es el primer caso que ve y lo deriva, ante la estupefacción de los padres, hacia los equipos de Atención Temprana, especializados en la detección de problemas de desarrollo cognitivo en menores. Allí confirman el diagnóstico: retraso en la adquisición del lenguaje como consecuencia de una exposición excesiva a las pantallas y le incluyen en el programa de refuerzo de atención
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