En 1987, Erbe rompió el mercado de los videojuegos en España vendiendo sus títulos a 875 pesetas. La empresa fundada tres años antes por Andrew Bagney y Paco Pastor mantuvo el liderazgo de la distribución hasta 1995, cediendo el testigo del desarrollo interno a otra marca legendaria como Topo Soft. Vivía el país la edad de oro del videojuego, con una mayoritaria presencia de sellos nacionales creando títulos para plataformas como Spectrum, Amstrad, Commodore 64 o MSX.
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