Durante muchos meses, la cartelera me deprimió profundamente, hasta que terminé dándome cuenta de que, este año, tenía que esperar lo inesperado. ¡EsP-P-Paña iba a ser la gran triunfadora sin necesidad de recurrir a penaltis fantasma de Iniesta! Una cosecha única e irrepetible nos demostraría que, contra todo pronóstico, el mundo SÍ que era nuestro.
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