El fin de semana ha sido especial para las notarías catalanas, en especial las radicadas en Barcelona: la actividad frenética por los cambios de domicilio social fuera de Cataluña de las empresas inquietas con la independencia y, sobre todo, la apertura de sedes, fundamentalmente en Madrid (una medida menos agresiva que el cambio de domiciliación), han creado una situación inédita para estos funcionarios.
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