Un nuevo estudio publicado en la revista Psychological Science revela que, en efecto, decir una mentira hace que deseemos limpiarnos físicamente la boca. Los científicos comprobaron que los participantes que habían mentido por teléfono, dejando un mensaje grabado falso, sintieron un deseo más fuerte por el enjuague bucal y ofrecieron pagar por él más que el resto. Y a su vez, los que habían dicho una mentira en el mensaje electrónico escribiendo el mismo embuste, sintieron un deseo más fuerte por el jabón de manos.
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