"Nos han sacado del armario a punta de navaja, porque en mi entorno, sobre todo laboral, no se sabía que era homosexual y ahora, con lo que pasó, todo el mundo lo sabe. Hemos tenido que dejar de estudiar tras la agresión. No duermo, y menos la noche anterior al juicio -se celebró el viernes en Bilbao-; de hecho, me han diagnosticado un estrés postraumático. Mi compañero estuvo un mes debatiéndose entre la vida y la muerte y ahora tiene problemas respiratorios".
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