Quien necesita las marcas para valorarse es porque en el fondo piensa que no vale nada. La gente gasta la pasta en la marca, luego llegan a casa y se encuentran con sus miserias, con su insignificancia, con su vulgaridad. Han hecho de su vida una farsa, un teatro, un querer parecer y al final no han encontrado en ello ni siquiera un soplo de felicidad.
|
etiquetas: psicologia , publicidad , marketing