Inmigrante ecuatoriano, dice que los bancos le engañaron para comprar un segundo piso y ahora le amenazan con quitarle todo lo que tiene. Sólo pide un trabajo. «Movíamos entre 40.000 y 50.000 euros al mes», recuerda. «Todo era fácil, el banco te mandaba cartas ofreciéndote hasta 100.000 euros para comprar terrenos y construir pisos... Cuando pasaba por la oficina, siempre me invitaban a un café. Ahora casi no puedo pasar por la puerta».
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