"Desde el minuto cero todo empezó mal", explica la madre de joven fallecida. "Si vio signos de alarma debería haberla mandado en una ambulancia y que la monitorizaran. En aquel momento, ella no imaginaba que su hija, de 18 años, muy deportista y sin problemas de salud ni patologías conocidas, estuviera sufriendo un derrame cerebral. La niña se había hecho pipí encima varias veces, en la silla de ruedas y en la camilla. Vino un otorrino, que se la llevó a su consulta. Recuerda que le dijo: 'Mar, hija, háblame porque no sabemos qué te pasa'.
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