(C&P)Los cubanos que fueron a Angola, si eran hombres y militaban en las filas del Partido Comunista sabían que, en la isla, un grupo de apoyo integrado por otros militantes como ellos, civiles y militares, atendía y controlaba lo que sucedía en sus hogares. Si alguien de la casa rebasaba los límites y si, sobre todo, la mujer sacaba los pies del tiesto, el combatiente internacionalista recibía una de aquellas famosas cartas amarillas en donde le describían los pormenores de la traición y lo precisaban a decidir entre la infiel y el Partido.
|
etiquetas: guerra , angola , celos , cartas amarillas