A mi enfado se une una tremenda frustración. Pienso en las docenas, los cientos, qué digo, miles de periodistas que cada día tenemos que sujetar un micrófono para que estos personajes mantengan su status quo. Me niego a formar parte de este circo. No vine a esta profesión para hacerles el juego. De pequeño soñaba con ser PERIODISTA, con escribir historias, contar la verdad…
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