Si alguna vez el misterio de los calcetines perdidos ha hecho que te planteases tu cordura, puedes estar tranquilo. No estás loco. ¡Tu lavadora se está comiendo tus calcetines! Era una leyenda urbana. Los técnicos te miraban con condescendencia cuando les planteabas el dilema. Y a pesar del riesgo que corrías de que te mirasen como a esos que aseguran haber sido abducidos por extraterrestres, seguías estando dispuesto a jurar que tu máquina de lavar fagocitaba arbitrariamente las prendas más pequeñas.
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