La enorme cantidad de correos electrónicos y de microespacios televisivos publicitarios que ofrecen productos o artilugios para alargar el pene parece indicar que buena parte de la humanidad está obsesionada por la escasa longitud o el deficiente calibre de su instrumento. ¿Responde tal preocupación a límites reales del tamaño genital de los machos humanos o se trata de un zafio truco de inmorales publicistas capaces de jugar sucio incluso con nuestras partes más nobles?
|
etiquetas: sexo , evolución , primates , fertilidad