En ninguno de los canales, españoles o norteamericanos, donde vi que mencionaban o entrevistaban al becario de la congresista demócrata tiroteada en Arizona –y que le salvó la vida al practicarle los primeros auxilios– hablaron de la condición de gay militante de Daniel Hernandez, que así se llama el becario. ¿Habríamos sentido el mismo silencio si él hubiera sido el asesino? Lo dudo.
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