Si la extrema delgadez en mujeres y los músculos imposibles en hombres son el objetivo al que aspirar, el resultado es frustración y ansiedad cuando chocamos con la realidad. Pero la solución no es irnos al otro extremo y normalizar la obesidad (aunque sería el sueño de la industria alimentaria, los estómagos grandes son más rentables). La sociedad es muy tolerante con los entornos poco saludables pero es muy cruel con las personas que sufren las consecuencias.
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