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Habitación 304. Cuatro de la madrugada. Lucía está desesperada y la felicidad de ser madre por primera vez no oculta su preocupación. Su pequeño no para de llorar y ella no consigue que se agarre a su pecho. Nadie le ha enseñado cómo hacerlo, por mucho que le habían dicho que sería fantástico amamantar con leche materna a su bebé. Su marido entra y sale de la habitación buscando la ayuda de una enfermera. “Tened paciencia”, les habían insistido por la tarde.
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etiquetas: no dar el pecho , caro