Sin actividades extraescolares no hay conciliación. Esta es la cruda realidad a la que se enfrentan muchos padres: necesitan alargar todo lo posible la jornada de sus hijos porque sus horarios de trabajo no les permiten ir a recogerlos cuando termina el cole. Otros padres los apuntan porque las ven como la mejor manera de que los niños desarrollen habilidades, aprendan o refuercen otro idioma o para que hagan deporte. Circulan neuromitos educativos de que cuanto antes empiecen con ellas, mejor, porque así llegarán a ser pequeños Einstein.
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