Cuando una persona sufre algún tipo de dolor, físico o psíquico, una respuesta habitual -que no justificada- es pasárselo a otro, como si el hecho de descargar en otra persona la propia angustia ayudara a paliar su amargura. Esto es lo que los biólogos han denominado agresión desviada o redirigida, una conducta relacionada con el abuso que explica por qué los humanos se ensañan a veces con los más débiles como respuesta a su propia frustración.
|
etiquetas: psicología , agresión desviada , salud mental