Desde golpes de Estado a torturas, pasando por masacres, militares de todas las épocas y latitudes se han escudado en la "obediencia debida" (en realidad, indebida) para justificar su implicación en tropelías que deshonraban su uniforme. Las nuevas Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas, que se prevén aprobar el viernes, no dejan ningún resquicio a estas conductas. Uno de los títulos del futuro decreto, está dedicado a definir la disciplina y el artículo 48 fija expresamente los "límites de la obediencia". Que nunca puede ser ciegas.
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