Una niña de diez años fue detenida por la Policía después de confesar que su hermano, un comandante talibán, le ordenó llevar a cabo un ataque suicida contra un puesto de control en el sur de Afganistán. La menor, Spogmai, se entregó voluntariamente a las fuerzas de seguridad del puesto contra el que iba a atentar en el distrito de Khanishin. "Como me daba miedo la reacción de mi padre -simpatizante de los talibanes-, acudí a la Policía en vez de ir a casa", dijo la niña.
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