Como siempre que se presenta un proyecto de instalación de una incineradora (esta vez en Loeches) vemos las quejas de colectivos ecologistas y asociaciones de vecinos (muchas veces influenciadas por los anteriores) en lo que viene a llamarse movimiento NIMBY. Pero desgraciadamente, estas quejas se basan en un gran desconocimiento del proceso industrial y de los residuos industriales, de la gestión de residuos urbanos y en un gran afán de desatar el histerismo y el rechazo social, sin ninguna base científica.
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