El navío para los desiertos que imaginó el inventor e ingeniero alemán Johannes Christian Bischoff hubiera sido todo un monstruo. El objetivo de tal máquina no era otro que el de poder movilizar pasajeros y mercancías atravesando grandes desiertos, como el Sáhara o el Gobi. El vehículo era una mezcla de ferrocarril y barco, con una longitud de 60 metros por 12 de ancho y ruedas de 15 metros de diámetro. Los cálculos del inventor indicaban que podría transportar hasta 200 toneladas de carga.
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