Desde hace unos años (más bien desde la década de los 90), nos hemos ido familiarizando con su nombre. Pero convivimos con nanopartículas desde hace milenios. De hecho, la civilización egipcia ya usaba coloides de oro por sus propiedades ópticas y medicinales: se creía que ayudaban a conseguir la eterna juventud. Al igual que en la Antigua China, donde eran utilizados además como colorantes inorgánicos para ultimar los detalles de su famosa porcelana.
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