Antes de pasar sola a Urgencias, mi abuela me agarró la mano. Me miró a los ojos. Me dijo: "No me dejes". Me agaché. Me coloqué a la altura de su silla de ruedas. La abracé y le expliqué despacio que estábamos en el hospital, que iba a tener que entrar sola con los médicos para hacerse unas pruebas. Estaba nerviosa. No nos dejaban acompañarla, aunque fuese dependiente. Su mirada me decía que seguía sin entender lo que pasaba. Y si lo hacía, podría olvidarlo y, al ratito, volvería a preguntarse qué hacía sola en ese hospital.
|
etiquetas: abuela , covid , morir sola , discotecas llenas