"Hace tiempo, en este post, criticaba la posible injusticia que suponía concretar en puntuaciones nuestros gustos y criterios, de la triste posibilidad de que nuestras opiniones, íntimas y llenas de riqueza quedasen en un número o un numero de estrellitas que pudiese acabar pesando más que nuestros argumentos (o directamente sustituyéndolos). Todo partiendo de un supuesto, o una esperanza: Nuestras críticas no merecen acabar reducidas a una nota. Pero ¿Y si sí lo merecen?"
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