Durante años, el sida fue sinónimo de muerte. Hoy, y aunque para muchos suene contradictorio, también significa vida. Prueba de ello son los ocho primeros bebés sanos nacidos en el País Vasco de padres seropositivos gracias al programa de lavado de semen de Osakidetza, una técnica que permite la reproducción sin riesgo de contagio a las parejas serodiscordantes, aquellas en las que uno de los dos miembros, generalmente el hombre, está infectado por el virus.
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