Los peluches ya no tienen por qué quedar relegados a compartir espacio y abandono apelotonados entre los cojines encima de una cama o en un rincón de la habitación. Ahora pueden viajar y solos. Una buena forma de devolverles el cariño incondicional que nos brindaron mientras los apretujábamos bajo las sábanas infantiles. Vía
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