Cuando un ordenador reproduce la misma obra sin errores de ritmo nos parece una interpretación fría, sin alma. Para evitarlo algunos ingenieros de sonido usan un software que añade errores aleatorios en el ritmo para volver más humana la interpretación. Aún así, tampoco se logra color y calidez; la obra sigue deshumanizada. ¿Por qué no basta con esto? Hennig et al. publican en PLoS ONE un estudio que indica que los errores cometidos por los humanos tienen intención musical...
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