Aunque hoy en día ‘chochona’ se ha convertido en un término erótico–despectivo, las muñecas regordetas con pelos de colores marcaron un antes y un despúes en la historia de las tómbolas ambulantes que recorrían todos los pueblos de España en época estival. Los feriantes que las regentaban atraían a su público con la mejor publicidad: “¡Y otra, y otra, y otra muñeca chochonaaa!”.
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