Hasta la Guardia Civil tiembla con las multas de tráfico. No valen excusas para justificar que se sobrepasen los límites de velocidad, ni siquiera que unos agentes pisen a fondo el acelerador para intentar que no se les escapen unos narcotraficantes. Ocurrió hace poco en Pontevedra, donde se ha desatado un conflicto dentro de la Guardia Civil, porque los agentes de investigación se quejan de que son perseguidos por sus compañeros de Tráfico.
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