Una mujer de Joilet (Chicago) sufrió quemaduras de segundo grado tras utilizar un encendedor de cigarrillos para comprobar el nivel de gsolina de una lata que estaba llenando sentada en el asiento del copiloto de su coche. Tras la explosión, y temiendo que el fuego pudiera extenderse al surtidor de gasolina, empujó su coche en llamas hasta que fue socorrida por los servicios de emergencia y trasladada al Silver Cross Hospital. Casi premio Darwin. En inglés.
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