Aunque la policía permanece armada en la puerta de su casa, Nilcilene no puede dormir sin la ayuda de fármacos. Ella sabe que está temporalmente a salvo de una realidad que no ha cambiado. La acción del gobierno en el sur de la Amazonia es paliativa. La misión de escolta es sólo asegurarse de que la líder sigue con vida.
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