la mujer de unos treinta años y residente en la ciudad de Jedá (oeste), llamó a su esposo a su teléfono celular. Este había olvidado en casa el aparato y fue así cómo la mujer descubrió que al identificar la llamada, aparecía la palabra "Guantánamo" en la pantalla. Furiosa, la mujer inició inmediatamente un trámite de divorcio, estimando que al atribuirle este apodo, su marido la consideraba como una persona tiránica y opresiva, y que en tales circunstancias no podía seguir viviendo junto a él, al cabo de 17 años de matrimonio.
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