Una de las catadoras oficiales de la comida de Adolf Hitler, Margot Wölk, tuvo que aprender nuevamente a disfrutar de la comida y sólo ahora, a sus 95 años, se atreve a recordar públicamente el miedo que sintió durante más de dos años, al pensar que cualquier bocado podía ser el último. La mujer, que vive en el oeste de Berlín, en el apartamento donde nació, fue reclutada a los 24 años por las SS cuando se instaló en casa de su suegra, en la idílica localidad de Gross-Partsch, en Prusia Oriental (hoy Polonia), según publica la edición...
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