Hace casi cien años, en los campos y los sinuosos caminos de Curry Rivel en Somerset, se oyeron historias de la aparición fantasmal de una mujer que caminaba por la noche. Una mujer vestida de negro, con el rostro velado siniestramente. Se decía que cualquiera que alguna vez viera el rostro de este espectro, encontraría la mirada ennegrecida de unos ojos sin alma y caería muerto al instante.
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