Savita Halappanavar, de 31 años, murió en el hospital por una sepsis, inflamación general producida por una infección, después de habérsele negado un aborto de su embarazo de 17 semanas hasta que le dejara de latir el corazón al feto, el cual ya presentaba pérdida de líquido amniótico. Ante la confirmación de que el feto no sobreviviría, su marido pidió que se provocara el aborto. El hospital se negó alegando que Irlanda es un país católico, que la ley les impide practicar un aborto hasta que el corazón del feto deja de latir.
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