Tiene 65 años y muchas ganas de "hacer mil cosas". Hablar con ella no es en absoluto fácil tal como tiene su agenda repleta de actividades, todas ellas con una característica en común: la ayuda al prójimo. La Vanguardia conoció a Rosmar (nombre ficticio) el pasado viernes, a raíz de una información sobre un ciudadano andaluz que había ofrecido su riñón a quien lo necesitara
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