Magdalena Cruz, una mujer estadounidense, siempre supo que su nacimiento había sido producto de una violación. Pero fue solo cuando se hizo adulta que comenzó a investigar los detalles del crimen cometido contra su madre y a buscar la identidad del violador, su padre. Cuando fue atacada y quedó embarazada en 1985, su madre vivía en un hogar para personas con discapacidad intelectual en Rochester, Nueva York. A los 30 años, tenía la habilidad mental de una niña de dos años, usaba pañales, no hablaba y no podía alimentarse por sí sola.
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