Una estadounidense ha denunciado que, estando en la tienda de una gasolinera con una amiga, también estadounidense, un policía de fronteras les ha pedido sus canets de identidad por oír que hablaban español. La chica, que se llama Ana Suda, no tiene ningún inconveniente en acudir a pedir explicaciones al agente mientras le graba -y le informa de que lo está haciendo- en Havre (Montana, EEUU), una localidad cercana a la frontera con Canadá.
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