La magistrada considera probado que la mujer daba de comer alpiste a palomas y otras aves en su terraza y ventanas, lo que hacía que hubiera una continua afluencia de esas aves y algunas de ellas llegaron a anidar en una terraza "con las consiguientes molestias e insalubridad".En el fallo se destaca que la actividad de la demandada, que lleva desarrollando desde hace más de nueve años, además de molesta e insalubre es "peligrosa e ilícita" para el edificio y sus vecinos.
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