Lo curioso del caso llegó cuando en una conversación entre sus hijas y un empleado de la oficina: salió el tema del fallecimiento de su madre en 1990 y este les comunicó que esto era imposible, ya que en 1993 había abierto no una, sino dos cuentas y al año siguiente una tercera en el mismo lugar en el que ahora se encontraban ellas, sus hijas.
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