Continuamente salen a la luz casos de hombres condenados a prisión por asuntos que no representarían siquiera una “falta” fuera del contexto de Violencia de Género (V.G.). El paso por presidio desbarata sus vidas y algunos mueren. Recientemente murió un hombre en prisión preventiva por un presunto delito menor de V.G., a causa de una paliza infligida por otros reclusos que lo confundieron con un violador. Hoy, se colma la indignación con la muerte de Julián Rocañín, conocido activista, a causa de un infarto al poco de ingresar en prisión.
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