Los idus de marzo han llegado pero no han pasado todavía. La temible frase con que el adivino profetizó a Julio César su cruento magnicidio ha pasado a la Historia como sinónimo de un mal que se avecina. César lo ignoró y le costó la vida tras caer acuchillado por veintitrés heridas de pugio (una daga que usaban los romanos) que, sin embargo, algunos cronistas aseguraron que no eran mortales excepto una que le atravesó el pecho. El análisis del cadáver se plasmó en un informe que dio origen al término forense para referirse al lugar donde...
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