Michael o Miguelito trabaja en una consultora cárnica externalizada cuyo único fin era facturar horas en un software de mierda acumulando líneas de código para contabilizar la productividad. A lo largo de los años la figura de los desarrolladores ha sido la de una sala con el código cargado, sacando funcionalidad a la fuerza, a costa de varias cosas: Funciones más largas que un día sin pan, bucles ejecutándose en memoria e hiperanidaciones. Si funciona pa que tocar eso de actualizar para la siguiente generación pokémon
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