Acababa de celebrar dos reuniones en su granja de Gran en las que se contagiaron decenas de personas. Ocultó su enfermedad a las autoridades sanitarias. Era una de las principales voces del negacionismo en Noruega. No sólo seguía las teorías de la conspiración sobre el coronavirus, también lo exponía públicamente. Asimismo, organizaba fiestas y reuniones ilegales en su propiedad en Gran, al norte de Oslo, a pesar de las reticencias y el temor de los vecinos.
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