Me roban el móvil. Me presento en un distribuidor para conseguir otro por programa de puntos. Me redirigen a la Fnac. Allí me reenvían a un tercer distribuidor, donde me indicarán que debo llamar al 1004. Lo hago. Música de fondo. Por fin, una operadora. Me pregunta mi nombre, mi DNI, (...). En mala hora firmé un pacto fáustico por el cual no vendí mi alma a Mefistófeles pero sí a Movistar: no puedo dejar la compañía en dos años y debo pagar 15 euros al mes de tarifa mínima.
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