Conocí a Antonio Vega alrededor de 1980 en Pentagrama, cuando él ya tocaba con Nacha Pop. Me lo presentaron como un artista consagrado: para mí era un ídolo, yo tenía solo 17 años, era apenas un poco mayor que nosotros. La muerte de Antonio me ha dejado desolado. Se ha ido un intérprete y un compositor de primer orden. Y es ahora cuando más vamos a añorarle, aunque haya dejado una herencia musical y espiritual que perdurará en todos nosotros. Un puñado de canciones, de joyas, que le han hecho más duradero que lo que duró la Movida.
|
etiquetas: alvaro , urquijo , los secretos , antonio , vega